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CITIES/CIUDADES

La instalación se mostró en el escenario postindustrial del comienzo del Nuevo Milenio en Berlín 2004, en la Galería del Milchhof e.V. y se anunció en la revista Zitty y en la KW (Berliner Kunstwerke) .

“Cities/Ciudades”

tableros de madera, embalajes de productos, materiales de maqueta para arquitectos, tubos de aluminio, circuito de iluminación

135 x 120 x 100 cm

El «objeto» esconde en su interior una maqueta de ciudad irreal, basada en el modelo de ciudad contemporánea llena de publicidad.

Los edificios están hechos de diversos envases de productos.

A través de los tubos de aluminio se ven diferentes escenas de una ciudad surrealista.

Las composiciones de las escenas se basan en un lenguaje cinematográfico.

Cada vista tiene un título, como si fuera un cuadro.

El concepto

La idea tomó forma en mi cabeza, cuando empecé a ser consciente de la gran influencia de la publicidad en nuestras vidas. ¿Qué era ese mundo mágico y colorido que podía contemplar a través de las vallas publicitarias y la televisión? Era como una película, una película que se estaba rodando en las ciudades allá donde mirara. A veces mi imaginación se iba al lejano oeste, junto con los vaqueros de los anuncios de Marlboro, que cabalgaban por el Cañón del Colorado, a veces al París ‘chic’, tras ver un anuncio de Cacharel, y a veces a una galaxia muy muy lejana, en busca de los caballeros Jedi, tras ver las nuevas figuritas de la Guerra de las Galaxias anunciadas a los niños.

Las ciudades devenían el modelo norteamericano, nuevos edificios de acero y cristal y muchísimos anuncios cubriendo fachadas como en Times Square, Nueva York o Picadilly Circus en Londres. Y aun más: los edificios mismos eran el producto de la firma que lo había mandado construir.

El Sony Center en Berlín, el Chrysler Building de Nueva York, el BBVA en Bilbao, eran aquellos GIGANTES construidos para recordarnos su poder y majestuosidad.

Aun así, se construían para su tiempo, anunciándose a sí mismos con sus logotipos coronándolos, y al igual que los paquetes vacíos de un producto de consumo se tiran a la basura, los edificios se derribaban una vez pasaba su tiempo para construir uno nuevo más majestuoso y reluciente.

Aún más, los edificios eran en sí mismos productos de la empresa que los construía anunciándose con sus logotipos en ellos.

El paralelismo me pareció evidente: un edificio es como un producto; su fachada, como un envoltorio. Se construye, se promociona y cuando deja de tener vigencia se desecha como un envoltorio para construir el siguiente, más grande, más poderoso…

Citando a Le Corbusier, «en la Edad Media, las cruces se veían por encima de los rascacielos de las ciudades, porque la iglesia era la institución más poderosa. Hoy en día las empresas muestran su marca por encima del horizonte».